Estudiantes saudíes en Canadá, obligados a dejar el país

Carolina López Mantilla

Tras una crisis diplomática entre ambos países, Arabia Saudita ha cancelado sus becas estudiantiles en el país norteamericano, afectando a más de 7.000 jóvenes.

Imagen tomada de Banco de Imágenes Libres Pixabay. FOTO: Frank Winkler.

El pasado 3 de agosto, Anas Bamerei, un estudiante saudí que ha residido en Canadá por más de cuatro años, recibió una carta remitida por su gobierno que le comunicaba que si quería seguir gozando de su beca estudiantil, debía dejar lo antes posible el país norteamericano. Anas, como más de 7.000 estudiantes saudíes en Canadá, tuvo que volver a Arabia Saudita al no poder costear lo que resta de sus estudios por su cuenta. Todo esto, a raíz de una crisis diplomática que se desató entre ambos países tan solo unas horas antes.

Unos tuits, la causa de la crisis

El día anterior, el jueves 2 de agosto, la ministra de Relaciones Exteriores canadiense, Chrystia Freeland había publicado un mensaje en su cuenta de Twitter refiriéndose al encarcelamiento de la activista por los derechos de las mujeres Samar Badawi, a quien el gobierno saudí arrestó durante unas manifestaciones. “[Estoy] muy alarmada al enterarme de que Samar Badawi, hermana de Raif Badawi, ha sido encarcelada en Arabia Saudita. Canadá se une a la familia Badawi en este momento difícil y continuamos por llamar fuertemente la liberación de Raif y Samar Badawi” dijo Freeland vía Twitter.

Este comunicado no fue del agrado del país árabe, sin embargo, la gota que colmó el vaso fue un tuit de la embajada canadiense en Riad que fue publicado el 3 de agosto donde aseguraba estar “gravemente preocupada” por la serie de arrestos de manifestantes en el reinado. “Pedimos a las autoridades sauditas que los liberen inmediatamente, así como a todos los demás activistas pacíficos pro derechos humanos”, declaró la embajada canadiense en la red social.

Fue entonces cuando el ministerio de Relaciones Exteriores saudita, también vía Twitter, rechazó estas peticiones. “Es muy lamentable que las palabras ‘liberación inmediata’ figuren en el comunicado canadiense (…). Es inaceptable en las relaciones entre los dos países”. La respuesta de Arabia Saudita no terminó allí, poco después ordenó la expulsión del embajador canadiense en Riad, la cancelación de becas educativas a estudiantes saudíes en aquel país, el congelamiento de las relaciones comerciales y la cancelación de vuelos a Toronto de la aerolínea Al Saudia.

Regreso a casa

La financiación que proporcionan las becas termina el sábado 22 de septiembre, por lo tanto, muchos de los estudiantes se han encontrado dejando el país en estas últimas semanas. “Al inicio no lo creía, estaba casi seguro de que todo se arreglaría pronto, después me sorprendió que todo era completamente real y que tenía que comprar un tiquete de regreso” dice Anas sobre el momento en el que recibió la carta que le anunciaba la decisión. Además, afirma que él y muchos otros estudiantes se quejaron en un inicio por la poca información que les brindó el gobierno acerca de las soluciones que les proporcionarían.

Fueron algunos días después de los tuits que se les anunció que podrían escoger otros países con altos índices de educación para terminar con sus estudios; “ellos nos transferirán a otro país para que terminemos de estudiar, además, nos seguirán dando dinero estos siguientes cuatro meses”. Gracias a que la crisis diplomática se dio a finales del verano, ninguno de los estudiantes pudo aplicar a alguna otra universidad para el segundo semestre de este año, por lo tanto, no podrán estudiar hasta el primer semestre del 2019. Además, cuando entren a alguna universidad el sistema no podrá homologar todas las materias cursadas en Canadá, lo que implica volver a tomar asignaturas que ya han aprobado.

“Creo que todo se pudo haber manejado de mejor manera, porque fuimos los estudiantes quienes realmente terminamos afectados”. Él afirma que los problemas que surgieron no son solo académicos, pues una de las cosas más difíciles fue “dejar atrás a sus seres queridos”.

Los últimos días, Anas se ha dedicado a trabajar, a estudiar otra lengua extranjera y aplicar a diferentes universidades. “Si no es posible volver a Canadá en un corto plazo, planeo terminar mis estudios en administración de negocios internacionales en Australia” cuenta el estudiante.

A pesar de todas las dificultades, Anas afirma que está de acuerdo con las medidas impuestas por el reinado: “Apoyo a mi gobierno en cada decisión”, aunque no sabe por qué éste decidió involucrar a los estudiantes en el conflicto, cree que “ellos tendrán sus razones para hacerlo”. Acerca de las causas del conflicto, dice que todo empezó cuando “el embajador canadiense hizo un comentario forzando a Arabia Saudita a hacer cosas de las que él no tiene ni por qué estar hablando”. Según él, en su país “La gran mayoría está de acuerdo con las decisiones del gobierno, quienes no, solo consideran injusta la situación de los estudiantes”. Anas afirma que los asuntos de Arabia Saudita solo deben ser preocupación de este país.

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