Ni musa ni diosa, la mujer es reina en el vallenato

Julio César Galeano

Las hay con coronas de cristal y tienen todas las perlas del mar, desde 1940 alegran la provincia e incluso otros países con su voz. En el primer disco que se grabó de música de acordeón fue una mujer quien tocó la guacharaca. Y en el 2019 por primera vez fue coronada una reina vallenata en el acordeón. La mujer no se asoma a la ventana, ella toca el acordeón.

ILUSTRACIÓN realizada por Diego Reyes

Las primeras voces femeninas

Es cierto que no han tenido un renombre similar al de los hombres en el género, y que ni el vallenato ni la vida han sido justos con ellas, el primero no las ha puesto al mismo nivel de las voces masculinas, y el segundo se llevó a quien parecía lo estaba logrando: Patricia Teherán.

Sin embargo, antes de Patricia hubo otras vocalistas que como los hombres contribuyeron a la popularización de la canción vallenata, pues desde 1940 la mujer interpreta vallenatos.

La primera voz femenina es la de Ana Luisa Colón quien, en 1940 en La Voz de la Víctor, que funcionaba gracias a Manuel Gaitán desde la década del 30, cantaba una canción que decía así:

Las indias en la laguna
Cuando ven embarcación
Se les pone el corazón
Del tamaño de la luna

Ana Luisa tocaba guitarra y se hacía acompañar por otro guitarrista y una violina. La ausencia de la industria fonográfica en nuestro medio por esa época impidió la conservación de su magnífica voz en registro sonoro.

La Voz de Barranquilla, la primera emisora colombiana, que comienza sus transmisiones en 1929 bajo la dirección de Elías Pellet Buitrago, también hizo un aporte importante en nuestra música y en la popularización de voces femeninas. Tres de ellas, además de cantar vallenato en nuestro país, cantaron en tierras extranjeras:

Zoila Suárez cantó en Estados Unidos desde finales de la década del 30 hasta finales de los 40. En Barranquilla actuó con la orquesta de Guido Perla, el paseo de José María “Chema” Gómez Compae Chipuco.

Esthercita Forero, barranquillera de nacimiento, recorrió el mundo -desde la década del 40 hasta principios del 50- llevando el mensaje de su música a través de países como Venezuela, Panamá, Puerto Rico, República Dominicana y Estados Unidos. La cantante produce un vallenato con letra de Guillermo Buitrago: Toño Miranda en el Valle

Cuando yo andaba por las regiones del Valle
Yo aprendí a bailar merengue y los paseos vallenatos
En las cumbiambas y en las noches de parranda
Yo bailé al son de “La puerca”, “El tigre” y “El toro ñato”
Ay, qué lindo es ser del Valle ¡caramba!
Si vuelvo allí me quedo

Carmencita Pernett cumplió con su labor musical en México donde grabó junto con Rafael de Paz algunos clásicos vallenatos como 039 de Alejo Durán y Callate corazón de Tobías Enrique Pumarejo a principios de la década del 50.

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La que lleva el ritmo

En la trilogía vallenata: caja, guacharaca y acordeón, es la guacharaca quien marca el ritmo dentro de una canción, es el trinche el que determina qué tan rápida va a ir la puya o que tan lento el son, nadie mejor para llevar esas riendas y semejante responsabilidad que una mujer.

El primero en grabar un vallenato fue el maestro, padre del son y rey vitalicio Francisco “Pacho” Rada durante su permanencia en el programa radial ‘De Todo un Poco‘, que dirigía Ángel María Camacho y Cano, en la emisora La Voz de la Patria. El maestro graba un primitivo acetato de 78 R.P.M, con dos temas: El son El Botón de Oro y en la otra cara, la cumbia de su autoría La Sabrosita.

Para esta grabación no había guacharaquero, por lo que Mercedes Alandete, esposa de Ángel María Camacho, fue quien lo acompañó con la guacharaca, y se convirtió en la primera guacharaquera de la historia fonográfica del vallenato.

No fue una grabación comercial, no tuvo mucha difusión ya que solo era utilizada por la emisora. Tampoco resistió mucho, pues fueron grabadas en discos de acetato que, aunque permitían una grabación rápida solo duraban cinco o seis reproducciones, pero quedará en la historia que la primera guacharaquera en grabar una canción fue una mujer.

El Festival ya tiene reina

Las mujeres siempre han estado presentes en el folclor vallenato. Eran ellas quienes recibían las serenatas y desde el balcón lucían inalcanzables para los enamoradizos cantores. Fueron las musas de todos esos clásicos y éxitos del género, gracias a La Maye, Alicia Adorada, Carmen Díaz y Dina Luz, quienes despertaron el sentimiento y lo convirtieron en versos que acompañados de un acordeón se volvieron historia. Sin embargo, su papel de inspirar al cantante se queda muy corto, con su canto, su música, su forma de tocar el acordeón y sus letras han enamorado a quienes las escuchan y hecho crecer el vallenato.

Y ahora si, ”Señores voy a contarles hay nuevo encanto en la sabana, en adelanto ya tienen su reina coronada”. Loraine de Jesús Lara se subió a la tarima Colacho Mendoza del Parque de la Leyenda Vallenata con su acordeón verde Corona III, el popular Tres coronas, en el pecho e interpretó el merengue ‘La fiera‘ de Luis Enrique “El pollo” Martínez, el son ‘Fidelina‘ del primer rey vallenato Alejo Durán y de su autoría el paseo ‘La espina en el dedo‘ y la puya ‘No le temo a nadie‘, interpretaciones que le permitieron obtener el mejor puntaje en la final y ser la primera reina vallenata desde que Alfonso López Michelsen, Rafael Escalona y Consuelo Araujonoguera crearon el Festival en 1968.

La nueva soberana es atlanticense, tiene 18 años, además de tocar el instrumento principal del vallenato canta y compone, tiene más canciones que años cumplidos. Seguramente a partir de ahora tendrá un pedacito, el primero para una mujer, en la Plaza Alfonso López junto a Alejo Durán, al “Cocha” Molina, Alfredo Gutiérrez y los más grandes ejecutantes de ese instrumento que arruga el sentimiento y pone a bailar a todo aquel que lo escucha, no solo en el Valle de Upar sino en toda Colombia.

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